jueves, 14 de abril de 2016

DIOS DA LA COMIDA, PERO LA CAZUELA LA HACES TU

En nuestra congregación hemos procurado ser coherentes con el llamado a restaurar a las personas.  Para este fin hacemos muchas cosas que apunten verdaderamente a este propósito, entre ellas mucha coherencia entre la enseñanza y las vivencias de cada discípulo. Una de las cosas que creemos apunta a ello es que la Palabra enseñada tenga un seguimiento durante el tiempo necesario hasta que ésta se asiente no sólo en las emociones, sino también en el modo de ser, que lleguen a ser hábitos formadores de un carácter.  Entonces, reunión a reunión, vamos repitiendo la misma enseñanza, con sus bemoles y sus matices especiales dependiendo de quien es el que la está ministrando en ese momento, y no vamos mostrando novedades como si quisiéramos entretener a la iglesia.  En estos días trabajamos en algo que le llamamos "Incrementando", tomando como base los consejos del apóstol Pedro en orden a "añadir" aquellas facetas que completan el carácter de Cristo en el creyente.  Pedro nos invita a ir sumando una cosa tras otra, "...esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal,amor.  Porque si estas cualidades abundan en ustedes, les harán crecer en Cristo y evitarán que sean inútiles y sin fruto."  Y aquí entendemos que el esfuerzo que cada creyente hace para incrementar su fe no niega para nada la gracia del Señor, pues ésta nos salva gratis para entrar a un reino donde debemos trabajar en nuestra madurez y restauración.  O sea, Dios nos da el agua, las papa, la carne, el arroz, las zanahorias, las cebollas y el choclo, pero la cazuela la preparamos nosotros.  Dios siga prosperando sus vidas.  Un abrazo del Pastor Rubén Rodríguez R.

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