miércoles, 6 de mayo de 2015

EL ESPIRITU DOMINGUERO



                        
  
Éxodo 31.3-5:Y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, y en artificio de piedras para engastarlas, y en artificio de madera; para trabajar en toda clase de labor.”

Muchos cristianos creen que el Espíritu Santo sólo trabaja los domingos, a la hora de la reunión. Por eso piden su presencia, le cantan que baje (no sé de dónde) y lo reciben con un aplauso. Terminado el servicio, él se queda y ellos vuelven a su realidad secular.
Una de las cosas más dañinas a la visión del reino de Dios, que introdujeron los pietistas, entre ellos los puritanos, fue la línea divisoria entre “lo espiritual” y “lo secular”.  Entonces, desde allí- unos doscientos años atrás-hay cosas espirituales y otras “mundanas”: leer la biblia es espiritual, jugar fútbol es mundano.  Ayunar es espiritual, ver televisión es mundano. Y otras cosas por el estilo.

En nuestras congregaciones, cuando hablamos de nuestro trabajo o profesión, todos piensan que ya dejamos de hablar de las cosas espirituales, porque precisamente separamos estas áreas de la vida y no dejamos que sean guiadas por el Espíritu Santo.  Pero el Nuevo Pacto nos dice que los hijos de Dios “somos espirituales”, no que “hacemos cosas espirituales” porque, la verdad sea dicha, no existen cosas espirituales y mundanas.  Orar no es más espiritual que jugar con los hijos, ni ayunar es más espiritual que salir a comer con la esposa.  Porque no depende de las cosas en sí, sino de la actitud del corazón.  Por ejemplo, podemos estar orando como los fariseos, para que la gente crea que somos personas de oración, pero maltratar a la familia en la casa.  Podemos ayunar días enteros y seguir robando en la empresa, mintiendo a la gente o coqueteando con la esposa del hermano.

Así que, al entender que el Espíritu Santo viene a guiarme en la vida y no sólo en la reunión dominguera, podemos entender que el trabajo de cada uno de nosotros debe ser una excelente oportunidad de testimonio a otros. Para esto es imprescindible que el Espíritu Santo guíe lo que hacemos.

En primer lugar, el Espíritu Santo te llena de sabiduría, de inteligencia y de conocimiento en todo arte:

·        Sabiduría para manejarte en la empresa para la cual trabajas, de la mejor forma posible.
·        Inteligencia para utilizar los recursos, el tiempo y el esfuerzo de la mejor manera.
·        Conocimiento en todo arte, para entender el mercado en el que te desenvuelves, y para relacionarse con tus clientes.

En segundo lugar, El Espíritu Santo te da la capacidad de inventar diseños, ya que una mente guiada por él, es renovada e innovadora en todo lo que hace.

·        En lo laboral, para desarrollar el trabajo de forma más simple y productiva.
·        En lo comercial, para crear distintas estrategias y métodos de comercialización.
·        En lo profesional, para desarrollar creatividad de forma continua.

En definitiva, el Espíritu Santo debe guiar tu trabajo, para que puedas trabajar en toda clase de labor, y hacerlo de manera sobresaliente para poder ser de bendición.

Si usted es un hermoso hermano en la congregación, pero fracasado laboralmente o estancado profesional y comercialmente, necesita depender también del Espíritu Santo para que lo guíe especialmente en esto.

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