sábado, 27 de septiembre de 2014

TIPS PARA UN PASTOR DE HOY


 Luche a morir por dos cosas que a usted lo hacen pastor: Revelación del reino de Dios y Unción para enseñar esa revelación. Si usted maneja o no los "tico", son detalles.  Porque aunque no sea diestro con lo hermenéutico, ni exegético u homilético, por lo menos sea Etico.

  •          Jamás predique del diezmo ni ande pidiendo plata como si estuviera desesperado.  Enseñe a dar y se acabó; el que quiera ser prosperado va a dar y el que no, no.  Punto.

  •            Borre de su congregación la frase “no hay” e instale el “siempre hay”, y cuando haya que pagar por algo, deje entrar también  a los que no tienen.  Pero no fomente la mezquindad ni la sinvergüenzura de los que pudiendo dar, se hacen los tontos. Hágame caso y Dios va a abrir el cielo para usted.

  •           Sea generoso, invite a otros cada vez que vea la oportunidad, pague usted la cuenta, haga buenos regalos cuando lo inviten, abra su casa para recibir gente, mire que los pastores tenemos fama de ser mezquinos y de aprovecharnos de los hermanos.

  •             Jamás deje que su mujer haga comentarios de más ni ande enredada en chismes.  Las esposas que no controlan su lengua terminan sepultando el ministerio de su esposo.

  •           Deje en claro a los hermanos que sus hijos son como todos los niños y no pastores chicos, mire que hay congregaciones que matan a los hijos de pastores hasta porque juegan.

  •           Cuando algún hermano diga  ”Dios me dijo”, pídale que aclare cómo fue que se lo dijo y entonces enséñele a expresarse correctamente: “tengo un pensamiento”, “en mi cabeza me ronda una idea”, “siento decir lo siguiente”, etc.  Frases correctas crean sanidad mental.  Si usted no lo sabe, le cuento que la mayoría de los que dicen ser profetas necesitan tratamiento psiquiátrico.

  •           Cuando predique no regañe a la gente ni actúe como si estuviera enojado con ellos.  Usted representa al Señor y él nunca está enojado.  Acuérdese que Moisés quedó fuera de la tierra prometida por no seguir estas instrucciones.

  •           No manosee las Escrituras torciendo la intención original para verse favorecido con algo, como “vender la Palabra” o cobrar por las sanidades.  Mantenga en alto la dignidad de su investidura, usted es un siervo de Dios, no un mercachifle ambicioso.

  •           Cuando haya que poner dinero en la iglesia sea el primero en hacerlo, que quede escrito que el primer aporte y el más alto fue el suyo, aunque quede sin un peso.  Es mejor que lo envidien a que sientan pena por usted.  La envidia es mala para el envidioso, pero para el envidiado es un entorno de bendición.

  •           No use el ministerio para sanarse de sus complejos y traumas, poniéndose títulos como reverendo, obispo, apóstol, profeta o lo que sea.  Si usted es algo, todos lo saben, especialmente Dios. Y le cuento que los que dicen ser algo, generalmente no lo son.  Los verdaderos son y punto.

  •           No confunda ser un pastor bueno con ser un buen pastor.  El pastor bueno no se conflictúa con nadie, quiere caerle bien a todo el mundo.  Pero el buen pastor cumple su ministerio y el encargo de Dios, aunque eso le acarree enemigos. Usted no es monedita de oro para caerles bien a todos.

  •           Para ser apto para enseñar un pastor necesita hacerse libre de todos.  No puede dejar de decir algo porque alguien se va a ofender; pero tampoco debemos usar el púlpito para "tirar palos".  Diga lo que tiene que decir aunque su mejor amigo se ofenda, porque es al Señor a quien debemos agradar. Al final, por muy buena persona que sea, igual muchos lo van a odiar.

  •           Cuando tenga que enfrentar problemas, hable siempre con las emociones bajo control.  No ofenda ni insulte a nadie, mire que ser sincero no es sinónimo de ser descriteriado ni mal educado. Escuche con atención y esgrima sus argumentos con claridad y humildad.

  •            Si tiene que pedir perdón por algún error cometido, hágalo de corazón, de frente a la iglesia.  Es sano y lo hará confiable.  Pero nunca pida perdón por algo que usted no tiene conciencia, por agradar a quienes lo presionen por la convicciones de ellos, porque lo hará débil y temeroso.  Y un siervo de Dios siempre debe estar frente a su Dios confiado y sin temor. 
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  •            Cuando se le vaya gente a otra congregación deje de actuar como si usted fuera dueño de ellos y acéptelo, igual como usted se alegra cuando vienen personas de otras congregaciones a trabajar en su ministerio.  No deje que la gente se vaya bajo maldición, dele siempre su bendición; al fin de cuentas la iglesia es más grande que su congregación y, se vayan o se queden, siguen siendo nuestros hermanos.
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  •            Dele oportunidades a sus discípulos, que los ministerios no tengan trabas para crecer y desarrollarse, que su congregación tenga tiraje para descubrir los ministerios y los dones.  Pero cuídese de los sinvergüenzas que lo quieran usar como trampolín de sus caprichos.  Hay muchos pululando de congregación en congregación sólo en busca de un púlpito; usted confíe en los fieles, en aquellos que no se andan ofreciendo, que están tranquilos esperando que Dios los use, no el hombre.

  •            Finalmente, le digo que cuide su salud, física, mental y emocional.  No se enrede en discusiones bizantinas ni en peleas de perros chicos.  Hay gente que jamás va a entender el por qué usted hizo esto o aquello.  Si usted está en paz con su conciencia, disfrute sus vacaciones.
                                                                Pastor Rubén Rodríguez R.

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